El mal en la música, basado en el video de Raquel Aller
La música es un arte que ha tratado temáticas universales como el amor, la vida, la belleza, o el placer… podría resumirlo en todo lo que es luz: el bien. Sin embargo, en el video llamado “El mal en la música” de Raquel Aller se estudian o mencionan aspectos que tienen que ver con la otra cara de la moneda: con la oscuridad y sus demonios, diablos, infiernos y brujas. El mal. Todos estos aspectos que también se han plasmado en la música a través de su historia y que han tenido implicaciones estéticas, compositivas y sociales.
Dentro de nuestra cultura occidental, destaca la temática del cristianismo y, dentro de esta religión, la idea del mal se ha asociado al pecado, el castigo y al infierno. Estas temáticas se han registrado en la música a través de sonoridades, intervalos y melodías, como por ejemplo la del Dias Irae (díes íre) que significa «Día de la ira». El Dias Irae es una melodía medieval que ha sido utilizada de diversas maneras en la música, a lo largo de su historia y que trata sobre el día del juicio en el que Dios nos juzgará y decidirá quién va al cielo o al infierno.
El Dias Irae surge en la edad media y fue un canto que posteriormente se incorporó a las liturgias de la época. Su añadidura fue un poco tardía en comparación con los primeros cantos gregorianos, debido a que se cree que lo compuso el monje franciscano Tomás de Celano en el siglo XIII, y ya los cantos gregorianos se venían trabajando desde el siglo XI y XII. En el siglo XIV se incorporó a la misa oficial de difuntos, pero en 1970, debido a una modificación de la Iglesia, fue eliminado del misal romano.
No obstante, el Dias Irae ha trascendido y se ha incorporado a multitud de obras de diversos compositores a lo largo de la historia de la música. La característica de esta melodía es que posee el llamado tritono, un acorde de tríada que se compone de una separación de un intervalo de un tono entre cada una de sus notas, dando lugar, a su vez, a un intervalo de cuarta aumentada o una quinta disminuida, y que daba como resultado una sonoridad que se consideraba muy disonante para la época. Debido a esta sonoridad, el tritono se asociaba al diablo y al mal, e incluso el monje Guido De Arezzo sugirió que no se utilizara este recurso, o estos intervalos, en las composiciones de entonces.
Sin embargo, vemos referencia tanto a la música como a la letra del Días Irae (tritono) en infinidad de obras posteriores, como el requiem de Mozart, obras de Liszt o de Tchaivozsky, entre muchas otras mencionados en el video. También se citan otras obras inspiradas en historias de aquelarres de brujas como “una noche en el monte pelado” (1867) del compositor ruso nacionalista Mussorsgsky.
Otro aspecto que destaca en la temática de obras con esta característica sonora es que algunas empiezan con el mal como inicio, desarrollo y cierre; Sin embargo, hay casos en donde la obra comienza relatando un evento maléfico y termina en el bien, donde triunfa el amor y la bondad. No obstante, lo más importante es que en todas estas obras se utilizan el Días Irae y el tritono como recursos musicales expresivos y narrativos del mal.
El tritono, Diabolus in Música
Al tritono en algún momento de la historia de la música se le llamó Diabolus in Música (el diablo en la música) y se cree, sin certeza, que dada la sugerencia de Guido De Arezzo de no usar el tritono, la Iglesia prohibió la utilización del mismo. Sin embargo, la primera constancia que se tiene, donde se expresa que las notas de «mi contra fa era el Diabolus in Música» fue en 1702 en el escrito Harmonologia Música de Andreas Werckmeister. Siendo este, el Diabolus in Música, un concepto que aplicaba tanto para los semitonos, tritonos y cualquier otra relación no armónica o disonante.
Sin embargo esta connotación diabólica y maléfica también se ha utilizado a partir del siglo XIX por diversos autores o compositores, incluso en la música contemporánea y popular, como en el heavy metal con Black Sabbath y en géneros más oscuros como el death metal y el black metal.
Otras referencias contemporáneas al mal en la música son las de Giuseppe Tartini con su «Sonata del trino del diablo» (1713) donde éste cuenta que tuvo un sueño en donde el diablo era su servidor y Tartini le pidió que tocase algo. Tal fue lo que sonó, que Tartini se sorprendió de la música que tocaba el diablo. La historia cuenta que luego Tartini se despertó e intentó anotar algo de la melodía que había soñado, pero no fue posible. A raíz de esto compuso su Sonata del diablo, la cual él decía que era muy inferior a la que había escuchado en su sueño.
También se decía que Paganini tenía un pacto con el diablo por su capacidad de tocar magistralmente el violín. O más recientemente se habla del pacto que hizo el norteamericano Robert Johnson, un músico y cantante de blues, quien según la historia hizo un pacto para tocar mejor. Debido a esto, Johnson pasaría de ser un «mal músico» a uno «virtuoso», en solo un año. Sin embargo, curiosamente moriría a los 27 años, convirtiéndose en parte del famoso club de los 27.
También en el blues se hace presente el tritono, ya que aunque se utiliza la escala pentatónica menor, esta escala tiene la llamada blue note, que es la que le da color al blues (el tritono).
Entonces podemos ver que el mal como temática o narrativa se ha abordado ampliamente a lo largo de la historia de la música, con recursos sonoros específicos como lo son los semitonos y el tritono, intervalos que inicialmente eran prohibidos y que en la actualidad han adquirido mucha más popularidad y menos rigor en cuanto a su uso. Esto se debe a que la música ha ido evolucionando de la mano de las temáticas, la expresión de los sentimientos, y más en su génesis, con el cambio del rigor en la religión y el catolicismo, desde su origen hasta nuestros días.